¡¡QUÉ MARAVILLA, NOVIEMBRE Y ESQUIANDO!!
Sí estamos que nos salimos, este año Noviembre ha comenzado fuerte y después de declararse con todo su poderío el pasado sábado con un fuerte nevadón que nos pilló en pantalón corto, este fin de semana ha desplegado su gran manto, de suave y luminosa nieve recién caída para que vayamos entusiasmados a disfrutar de ella. Qué generoso ha sido.
El grupillo de Trave del club nos hemos dividido en dos grupos, uno ha ido a conquistar Astún , que desde luego han conquistado, ondeando solo el banderín Mayenco en Truchas.
Y otro grupo hemos aprovechado la salida a pico que hacía la Sección de Montaña al Petrechema. A lo largo de la semana anterior hemos ido observando el nivel de nevadas y nos parecía factible hacerlo con esquíes en este fin de semana.
El Petrechema es una de las ascensiones clásicas de Esquí de travesía, muy gozosa para bajar y preciosa para subir, con gran ambiente en su última parte, que hace llegar a cumbre por su cresta.
La pala que puede cogerse desde arriba es una gozada hacia Sobarcal (a ver si podemos venir otro día a hacerla ) y cuando se llega a collado, se desciende entre tubos muy suaves hasta llegar a la bifurcación con el camino que va a la Mesa de los Tres Reyes (Cuello de Linzola) .
Las predicciones eran buenísimas y el plan estaba ahí, nos apetecía compartir la jornada con los compañeros de montaña del verano y ahí fuimos Julio, José Mari y yo con los esquíes en el coche a la vez que las raquetas, no teníamos claro si finalmente habría nieve suficiente para esquiar en esta cota.
Pero una vez que llegamos al refugio de Linza (1330m) y la blancura de la nieve que ya estaba iluminada por el sol, no nos hizo dudar ni un minuto, y eso que había que portear un ratillo, ya que la nieve se había ido retrayendo hasta los 1700 m de desnivel .
Esquies a la chepa y a caminar.
Una vez pasado el rellano donde hay un refugio no guardado se asciende en media ladera , en esta ocasión sobre piedra en parte y sobre nieve otra, hasta el Cuello de Linzola.
Empezamos a deslizar nuestros esquíes y es como acariciar terciopelo, suavemente, a alguno de los esquiadores que hoy caminan se le empieza a caer la baba al oir el arrastar del esquí sobre la nieve. Quien haga esquí de montaña entiende perfectamente a que sonido me refiero.
Ascendemos al Cuello. Allí los montañeros se pusieron los crampones y nosotros las cuchillas ya que debíamos flanquear una loma ombría que parecía durita- durita.
Efectivamente, a ratos ni clavaban las cuchillas prácticamente, pero al no tener excesiva inclinación fuimos progresando con el clásico gesto de rotación de rodilla del esquí del valle para lograr asentar la cuchilla en todos su dientes.
Después de ese tramo con las piernas a lo Lucky Luck, agradecimos llegar a una loma más franca que entre “chupachups” de hielo nos condujo al segundo collado desde el que pudimos admirar la cumbre y su eterna pala de nieve.
En ese punto Julio se sintió indispuesto, acababa de pasar una gripe y se le puso el típico color cetrino, entre amarillo y verdoso, que hace presagiar un desastre a la vista.
Enfilamos todos la subida pertrechados de crampones y piolet y dejamos los esquíes ya que el hielo que estábamos encontrando nos hizo desistir de meternos en la cresta con los esquíes. Este pico lo temo por eso, algún alma todavía flota en su preciosa cumbre y por ello la prudencia ante los hielos del incipiente invierno hay que tomárselos muy en serio.
Entre tanto, Julio no mejoraba sino que por el contrario se ponía pálido del todo y decidió quedarse a esperarnos abajo.
Como Julio es tan fuerte y conocedor del monte, lo dejamos tan tranquilos bajo su plumífero y seguimos los 7 restantes a cumbre .
La cresta se hace eterna pero me alegro de no haber ni tentado con los esquíes .
Disfrutamos a tope y arriba nos hacemos mil fotos de las que solo salimos nosotras , incapaces de atrapar tamaña belleza: Mesa, Agujas de Ansabere, Castillo de Acher, Bisaurín, Chinebral de Gamueta,Mustag…, ¡¡¡bueno, bueno, bueno qué despliegue !!!.
El suelo no está para hacer mucho el “mico” así que yo me bajo prontito con Manuel pues ahora que he hecho cumbre me ha venido la preocupación sobre “my buddy” de esquí,¡¡que perraca!!!.(aunque sé que está bien,jeje).
En el collado nos encontramos a Julio mucho mejor, ha comido y bebido algo y se ha repuesto un poco, así que felices y contentos nos calzamos los esquíes y ahí dejamos perplejos al resto del grupo ,que en ese momento nos les importaría nada que hubiéramos rifado los esquies entre todos.
El descenso es delicioso, la nieve perfecta, dura pero sin estridencias, tal y como la mantiene la temperatura bajo 0, perfecta, como me avanzó Julio que estaría. La disfrutamos tremendamente y eso es lo que mejor le sienta a Julio, que ya se recupera del todo con la euforia de un descenso tan encantador a pleno sol entre tubos suaves, roca y nieve.
Nos acordamos del resto de grupo , que están permenentemente en la memoria y para los que miramos los mejores caminos en caso de que podamos volver este invierno, que siempre será después de la carrera Mayencos que nos va a tener entretenidos hasta marzo.
Después tremenda judías de Berdún guisadas en el Refugio de Linza, así si que se termina una jornada de esquí , olé.
Hasta la próxima amigos
