
Como el pasado finde, realizo una primera subida a la Raca, ya que se levanta el día algo nublado y sin demasiada visibilidad no me quiero meter en lío. Pero conforme va subiendo el sol, el banco de nubes va desapareciendo, quedando confinado a la parte francesa de la montaña.

Entonces, con la nieve algo mas blandita, me pongo a subir hacia el Malacara. Hoy veo que ya se ha caído la cornisa, por lo que voy hacia el Col de Astún, para ver como está el paso. Mirando el tubo hacia arriba, se puede ver perfectamente la zona por la que subí al Malacara la semana pasada, así como alguna de mis huellas, por lo que veo que no ha venido mucha gente esta semana. Bien, bien, pinta bien el día.

La llegada al Col de Astún impone, ya que está muy pendiente el último trozo, pero como la nieve comienza a estar algo blandita, agarra muy bien.

La verdad es que, aunque se ha caído la cornisa, el acceso está complicado, ya que hay mucha pendiente en el último tramo. Mirando hacia la derecha, se ve que está todo igual.

Al llegar al Col de Astún, como siempre nos estaba esperando la espectacular vista hacia el Midi, con el vallecito lleno de nieve con una pinta espectacular.

Mirando hacia atrás, se ve estupendo también el tubo de subida por el que he venido. Al fondo se ve también el ibón de truchas, así como justo debajo la sillas y las pistas de la estación. Tenemos nieve para ratos (estamos a mediados de abril).

La subida al Malacara que queda por la cresta es muy reconfortante, con una vista espectacular a ambos lados, hasta llegar arriba, donde se abren unas vistas sensacionales hacia el Valle de Aragon, con un color azul que recuerda al del mar, en la distancia.

Panorámica del Valle de Canal Roya, con el Pico Malacara y Canalroya a la izquierda, en frente y al otro lado de la Calar el Pico Anayet y abajo a la derecha el valle del Aragón.

Al ir a bjara por le tubo, no me resisto a sacara una última foto de la creta desde abajo, ya sin la cornisa de la semana pasada, que se ha caído por completo.

La bajada por el tubo, algo más complicada que el último día, uya que había helado menos y estaba la nieve demasiado blanca y enganchona. En fin, a seguir aprendiendo, que ya se sabe lo que dicen los más veteranos del lugar:
“No hay nieve mala, sino malos esquiadores”